Ayer fallecía Juan Hidalgo en su casa de Ayacata, Gran Canaria (14 de octubre de 1927 – 26 de febrero de 2018) a los 90 años de edad. Hacia unos años en los que ya apenas podía desplazarse y los años, ese tiempo al que él dedicó tantos trabajos, le han vencido finalmente. Premio Nacional de Artes Plásticas en 2016, artista inclasificable, de los que se definen como multidisciplinares, funda ZAJ en 1964 junto con Ramón Barce (1928/2005) y Walter Marchetti (1931/2015) con una acción pionera en un momento en el que el arte conceptual era un enigma en una España sumergida en una dictadura.
Músico, poeta, performer… realiza estudios musicales en Barcelona y París, y posteriormente se especializa en la cultura oriental y la filosofía zen en Milán
ZAJ ha sido el grupo conceptual mas importante de España, próximo a los movimientos fluxus, mezcla de todas las mezclas, cargado de intención política, ironía, lirismo y fragilidad. Profundamente marcado por la música, el ritmo e inevitablemente por John Cage, al que descubrió en 1958 en el XIII Internationale Ferienkurse Fur Neue Musik de Darmstadt, Alemania. El año anterior, 1957, Hidalgo participó en el mismo festival con su obra “Ukanga”, una composición en serie para un conjunto de cinco cámaras, siendo el primer compositor español en participar en este histórico festival.
Músico, poeta, performer… realiza estudios musicales en Barcelona y París, y posteriormente se especializa en la cultura oriental y la filosofía zen en Milán. A pesar de que tanto ZAJ como sus miembros son rápidamente incluidos en los movimientos fluxus, performáticos y conceptuales internacionales, y reconocidos ampliamente, en España este reconocimiento tarda en formalizarse, siendo así que han sido las generaciones de finales del siglo XX las que antes han valorado sus trabajos y les han reconocido como artistas esenciales en la historia contemporánea del arte español.
ZAJ ha sido el grupo conceptual mas importante de España, próximo a los movimientos fluxus, mezcla de todas las mezclas, cargado de intención política, ironía, lirismo y fragilidad.
Como en un último guiño característico de su personalidad, Juan Hidalgo muere una vez terminada la feria ARCO
Juan Hidalgo es uno de esos versos sueltos, joyas en estado puro, que justifican el arte contemporáneo, anticipado a su tiempo, un explorador de lo nuevo que le lleva a alejarse absolutamente de su generación artística en España, centrada en la pintura y la escultura. Como en un último guiño característico de su personalidad, Juan Hidalgo muere una vez terminada la feria ARCO, como si no quisiera molestar un devenir del sector artístico al que siempre fue ajeno, pues su trabajo, aunque a veces expuesto en galerías parte de él, se ha desarrollado siempre ajeno al mercado y a las modas. El último adiós se le dará en la capilla ardiente que se ha instalado en el museo de Canarias, el CAAM, donde se le han rendido diversos homenajes recientemente y se le han dedicado diferentes exposiciones.
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