A los ganadores del Premio Nacional de Fotografía como son Juan Manuel Castro Prieto, Alberto Schommer, Eugeni Forcano, Rafael Sanz Lobato o Gervasio Sánchez se le añade ahora un nuevo nombre: Isabel Muñoz. Esta catalana, afincada en Madrid desde los veinte años, recibió el pasado 17 de noviembre el galardón que desde 1994 reconoce la obra de un autor español que contribuya al enriquecimiento del patrimonio cultural de nuestro país. Un premio que ya predijo Ramon Masats hace alguno años cuando le dijo a Isabel Muñoz: “todavía no lo tienes, no te preocupes, lo tendrás”. Y así ha sido. Tras un alto en su camino profesional debido a la rotura de una vértebra mientras intentaba fotografiar una procesión en Tailandia, en enero podrá volver a colgarse la cámara al cuello para continuar haciendo lo que más le gusta. El jurado del Premio Nacional de Fotografía 2016 –compuesto por Miguel Ángel Recio, Begoña Torres, Juan Manuel Castro Prieto, Lidija Sirceli, María Beguiristain, María José Magaña, Gervasio Sánchez, Fernando Castro Flórez y Sergio Cuadro Fanjul– ha concedido a la fotógrafa este premio (dotado de 30.000 euros) por su trayectoria profesional en la que a través de la búsqueda de la belleza y el compromiso social ha puesto su punto de mira en temas como el rito, el cuerpo o la diversidad cultural. El jurado ha destacado de Isabel Muñoz la utilización de “una técnica tradicional aplicada a un lenguaje contemporáneo, conocedora de su oficio, sus obras son reflejo de una mirada en permanente búsqueda”.
Isabel Muñoz hace gala, por lo general, de una fotografía en blanco y negro a modo de estudio humano
Isabel Muñoz hace gala, por lo general, de una fotografía en blanco y negro a modo de estudio humano, en el que muestra el cuerpo humano ya que siempre le ha interesado tanto la parte oscura de las personas como la de luz. La esperanza en el ser humano. Y lo hace utilizando la impresión en platino, una técnica de revelado cuyo proceso es extremadamente minucioso y artesanal que dota a la obra de Muñoz de un lenguaje onírico muy reconocible. Esta técnica la aprendió en Nueva York cuando se trasladó allí en 1982 para encontrar el soporte idóneo en la que reproducir la textura de la piel. Lo encontró y años más tarde volvió a la capital española a realizar su primera exposición, Toques. Desde entonces no ha parado de girar por el mundo, con sus retratos, su cámara, su particular visión. Cuba, Burkina Fasso, Mali, Egipto, Turquía…
Este premio se suma al World Press Photo en 1999 (en la categoría Arte y Entretenimiento) y 2004 (en la categoría Retratos), al Premio de Fotografía de la Comunidad de Madrid en 2006 y al Premio PHotoEspaña en 2009, año en el que también recibió la Medalla al Mérito de las Bellas Artes en 2009. El trabajo de Isabel Muñoz ha recorrido medio mundo y se ha podido ver en PHotoEspaña, el Chrysler Museum of Art, el Dansmuseet, la Casa de América, la Fototeca Nacional del INAH, el Canal de Isabel II, CaixaForum, el IVAM o en el Musée du Quai Branly.