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Hilma af Klint: espiritualidad y abstracción que ya son “pop”

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Hilma af Klint, Sin título, De la observación de flores y árboles, 1922. Cortesía The Hilma af Klint Foundation, Estocolmo, HaK 615. ©The Hilma af Klint Foundation, Bilbao 2024

Está claro que las programaciones de los museos que incluyan a mujeres tendrán más posibilidades de éxito. Y si añadimos otro ingrediente tendencia como el esoterismo, más aún. Lo que no quiere decir que sea injustificado ni, de hecho, muy necesario, dedicar una exposición a la obra de una de las artistas más facinantes de la revolución abstracta ocurrida en Europa a finales del siglo XIX y principios del XX, la de la sueca Hilma af Klint (Solna, Suecia, 1862 – Danderyd, Suecia, 1944). El Museo Guggenheim de Bilbao ha dedicado su exposición de otoño a repasar sus pinturas no objetivas (1906-1920). Con 110 piezas (incluyendo las fundamentales Pinturas para el templo), esta monográfica marca un hito en la valoración y difusión de la obra de la pionera del arte abstracto, y proporciona una visión integral del recorrido artístico y espiritual de una mujer que rompió con las convenciones artísticas y sociales de su tiempo.

Pionera de la abstracción

La transición del lenguaje simbolista hacia el abstracto, desprendido de la mímesis de la realidad que había dominado el arte occidental hasta las últimas décadas del siglo XIX, es una historia que tradicionalmente se ha contado a través de figuras masculinas, entre las que destacan Wassily Kandinsky, Piet Mondrian, Paul Klee, Kazimir Malévich o Frantisek Kupka. Pocas veces se ha contado a través de la trayectoria de mujeres artistas pioneras de la abstracción (porque sí, las hubo).

La artista asegura que pintaba como mediadora de otra instancia, sin necesidad de dibujos preparatorios y sin tener “ninguna idea de lo que representaban las imágenes”

Organizada en colaboración con el Solomon R. Guggenheim Museum de Nueva York, la exposición incluye también algunas de sus primeras obras, dibujos automáticos realizados con el grupo espiritista de Las Cinco, acuarelas, cuadernos de apuntes y obras posteriores que reflejan su constante búsqueda de nuevas formas de expresión. En palabras de Lucía Aguirre, conservadora del Guggenheim Bilbao y comisaria de la exposición junto a Tracey R. Bashkoff (Directora Senior de Colecciones y Curator Senior de la sede de Nueva York), “Hilma af Klint nos invita a contemplar lo invisible y a reflexionar sobre nuestra relación con el universo”. La exposición en el Guggenheim de Bilbao no solo celebra su legado, sino que también abre nuevas puertas para comprender la intersección entre arte, ciencia y espiritualidad.

Hilma af Klint, El árbol del conocimiento, Serie W,
nº 1
, 1913. Cortesía The Hilma af Klint Foundation, Estocolmo, HaK 133. ©The Hilma af Klint Foundation, Bilbao 2024
Hilma af Klint, The ten larguest nº 7, madurez. Cortesía The Hilma af Klint Foundation, Estocolmo, HaK 108. ©The Hilma af Klint Foundation, Bilbao 2024

Las salas se organizan temáticamente, permitiendo al visitante seguir la evolución de la artista desde sus primeros trabajos más convencionales hasta sus series abstractas más complejas. Entre los aspectos más destacados se encuentran los dibujos realizados en colaboración con Las Cinco, que demuestran la influencia del espiritismo en su proceso creativo; obras que integran conceptos teosóficos y antroposóficos y que revelan su interés por la conexión entre el microcosmos y el macrocosmos; y series como El árbol del conocimiento y El cisne, que ejemplifican su maestría en la síntesis de simbolismo, color y forma.

Inicios espiritistas

Hilma af Klint (1862-1944) nació en el seno de una familia aristocrática sueca con una fuerte tradición militar y científica (su padre fue profesor de astronomía, náutica y matemáticas, campos de los que la artista tomaría imágenes de diagramas que incluiría más tarde en sus pinturas abstractas). Desde muy joven mostró un talento artístico que la llevó a formarse en la Real Academia de Bellas Artes de Estocolmo, donde se graduó con honores en 1887. Aunque inicialmente se dedicó a la pintura naturalista, su inclinación por lo espiritual y lo místico pronto la condujo a abandonar la tradición académica y a explorar territorios inéditos en el arte, fundamentados en tesis de las corrientes científicas y espirituales de su época.

A finales del s. XIX, ciencia y religión formaban un dúo aceptado por muchos de los contemporáneos de af Klint. En 1896, la artista entró a formar parte de Las Cinco, un grupo espiritista que practicaba sesiones de escritura y dibujo automáticos, en las que interpretaban mensajes canalizados del más allá a través de un dibujo liberado de los cánones artísticos marcados por la Academia. Aparte de af Klint, Anna Cassel, Cornelia Cederberg, Sigrid Hedman y Mathilda Nilsson componían el grupo. Estas experiencias místicas influyeron profundamente en su obra, llevándola a desarrollar un lenguaje visual completamente nuevo, liberado de los referentes que ofrecía el mundo real. Basado en energías y estructuras ocultas a la vista, su trabajo estaba marcado por la geometría, el simbolismo y una paleta cromática muy atrevida, donde dominaban colores cálidos y suaves. En 1906, bajo la influencia de los “maestros” espirituales que canalizaba, inició Pinturas para el templo, un ambicioso proyecto que comprendería 193 obras realizadas entre 1906 y 1915.

Hilma af Klint en su estudio de Hamngatan en Estocolmo. Cortesía The Hilma af Klint Foundation. © The Hilma af Klint Foundation, Bilbao 2024

Pinturas para el templo

El núcleo de la exposición lo constituye el conjunto de Pinturas para el templo, ciclo compuesto de varias series de pinturas y dibujos que abordan diferentes aspectos del viaje espiritual y cósmico, y que la pintora realizó por encargo de uno de los seres canalizados en las sesiones con Las Cinco, Amaliel. La artista asegura que pintaba como mediadora de otra instancia, sin necesidad de dibujos preparatorios y sin tener “ninguna idea de lo que representaban las imágenes”. Af Klint concibió estas pinturas como parte de un templo que nunca llegó a construirse, pero que, en su visión, debía transmitir energía y serenidad a través de un recorrido ascendente en espiral.


Hilma af Klint, Retablo, Retablos, Grupo X, nº 1, 1915. Cortesía The Hilma af Klint Foundation, Estocolmo, HaK 187. ©The Hilma af Klint Foundation, Bilbao 2024

La pintora ingresó en 1904 en la Sociedad Teosófica, fundada por Madame Blavatsky en 1875 como secta filosófico-religiosa que aspiraba a revelar la verdad del universo, imperceptible a la vista, reuniendo elementos de diversas creencias occidentales (como el cristianismo o el neoplatonismo) y orientales (como el budismo o el hinduismo).

Entre los grupos más destacados del conjunto se encuentra Caos primigenio (1906-07), que explora, inspirándose en la teosofía, el origen de la creación y la unidad primordial que busca reconciliar ciencia y espiritualidad. Por su parte, la serie de Eros (1907), que expresa la dualidad y la unión de lo masculino (amarillo) y lo femenino (azul), profundiza en la interconexión entre las fuerzas opuestas. La monumental serie de Los diez mayores (1907), pintada al temple sobre lienzos de gran formato, ilustra las etapas de la vida humana (infancia, juventud, madurez y ancianidad) y sintetiza el simbolismo y la espiritualidad del proyecto de af Klint. Por último, La paloma (1915) simboliza el tránsito entre el mundo terrenal y lo divino y hace referencias a la batalla espiritual entre el bien y el mal, representada por la leyenda de San Jorge y el dragón.

Af Klint, artista pop

Durante gran parte de su vida, af Klint mantuvo sus obras más abstractas en secreto, convencida de que el mundo no estaba preparado para comprenderlas. Al fallecer en 1944, dejó a su sobrino (único heredero) instrucciones explícitas para que su obra, editada y catalogada por ella misma, no se expusiera hasta al menos 20 años después de su muerte. Finalmente, su legado permaneció en gran medida oculto hasta que sus pinturas comenzaron a aparecer en exposiciones colectivas en la década de 1980 (años en que la historia del nacimiento de la abstracción pictórica de la mano de las corrientes teosóficas, antroposóficas y espiritistas decimonónicas empezó a estudiarse en profundidad a través de exposiciones seminales, como The Spiritual in Art: Abstract Painting 1980-1985, organizada en el LACMA de Los Ángeles en 1989).

El tema de la espiritualidad y el misticismo está disfrutando de una oleada de interés en el mundo de la cultura y del arte

Sin embargo, la obra de af Klint empieza ya a sernos muy familiar. Lejos de la ignorancia en que permanecía, la artista ha protagonizado en los últimos años importantes retrospectivas que han rescatado su figura, como la del Moderna Museet de Estocolmo, que posteriormente viajó al Museo Picasso de Málaga (2013), o la de la Serpentine de Londres (2016). El verdadero punto de inflexión fue la exposición Hilma af Klint: Paintings for the Future en el Solomon R. Guggenheim Museum de Nueva York en 2018, que atrajo a más de 600.000 visitantes y consolidó a af Klint como una figura clave en la historia del arte moderno. Desde entonces, su obra ha sido objeto de un creciente interés, tanto por su innovación estética como por su exploración de lo espiritual y lo oculto.

Lámina de El cisne, nº 1 de Hilma af Klint en un salón típico, según IKEA. © IKEA

El tema de la espiritualidad y el misticismo está disfrutando de una oleada de interés en el mundo de la cultura y del arte. Recientemente, la editorial Sans Soleil ha publicado Cosmología esotérica. Arte, ciencia, espiritualidad y utopía de mujeres visionarias, una recopilación de ensayos sobre creadoras interesadas desde finales del s. XIX por el espiritismo, la teosofía, la antroposofía y antiguas tradiciones herméticas, como Elizabeth Siddal, Georgiana Houghton, Alice Essington Nelson, Leonora Carrington, Remedios Varo o la propia af Klint. Algunas de estas artistas ya tuvieron un espacio de honor en la primera sala de la exposición Elles font l´abstraction, celebrada en 2021 en el Centre Pompidou de París. Un poco antes, en 2023, la editorial Atalanta lanzó Hilma af Klint, visionaria, publicación del seminario celebrado en el Guggenheim de Nueva York con motivo de la exposición de 2018.

Además de protagonizar el documental Beyond the Visible (2019) y el biopic homónimo dirigido por Lasse Hallström en 2022 (y de aparecer de refilón en Personal Shopper de Olivier Assayas), la pintora ha inspirado una colección cápsula de la firma sueca de ropa Acne Studios. Con la introducción de sus obras en el repertorio de cartelería de IKEA, quintaesencia de la democratización del diseño (es lógico, hay que hacer promoción de los artistas nacionales), Hilma af Klint va camino de convertirse en una pop star. Ahora todos podemos tener un af Klint en el salón.

(Hilma af Klint, Museo Guggenheim de Bilbao. Hasta el 2 de enero de 2025)