Igual que el verano se va, también se fueron en estos meses estivales varias figuras destacadas del panorama artístico y cultural. Se dice que en los meses de frío es cuando más gente fallece, pero también lo hace en los meses calurosos (más aún teniendo en cuenta el aumento progresivo de la temperatura en los últimos veranos). Sin intención de ponernos melodramáticos, aprovechamos este espacio y este momento de comienzo de curso para rendir homenaje a aquellas personas que contribuyeron con su luz a que brillase más fuerte la escena artística nacional e internacional.
Además de Bill Viola, que se fue el 12 de julio y que dejó tras de sí agradecimiento por su excepcional obra y gran tristeza por su pérdida, Ben Vautier, más conocido como BEN (Nápoles, 18 de julio de 1935 – Niza, 5 de junio de 2024) se quitaba la vida pocas horas después de la muerte de su esposa, con quien había tenido una relación intensa y profundamente unida. BEN fue célebre por sus écritures, textos simples y provocadores, a menudo en blanco sobre negro, que cuestionaban la naturaleza del arte y de la vida. Su famosa frase Tout est art (“Todo es arte”) encapsula su enfoque inclusivo y disruptivo hacia la creación artística. Sus obras no solo incluyeron textos, sino también acciones radicales y performances impactantes que desafiaban al público. A lo largo de su vida, destacó por ser una figura central en el movimiento Fluxus, conocido por desafiar las convenciones tradicionales del arte a través de provocaciones, performances y la fusión de arte con la vida cotidiana. Además de su trabajo artístico, BEN fue un defensor de las minorías y de la diversidad cultural, abogando por el reconocimiento de las lenguas y culturas oprimidas. En los años ochenta acuñó el término Figuration Libre, un movimiento artístico que promovía una nueva libertad expresiva ajena a las normas clásicas. Su vida y obra dejaron una marca indeleble en la historia del arte, caracterizada por su ingenio, su capacidad de provocación y su dedicación a la idea de que el arte es, esencialmente, parte de la vida misma.
Por su parte, Michael Tracy (Bellevue, Ohio, 30 de septiembre de 1943 – San Ygnacio, Texas, 15 de junio de 2024), también conocido como “Don Miguel”, fue un destacado artista y activista nacido en 1943, cuya obra estuvo profundamente influida por su relación con México y la frontera entre Estados Unidos y México. Tracy fue conocido por sus monumentales instalaciones y su uso de materiales inusuales, como el barro y los objetos encontrados, que reflejaban su interés en temas religiosos, políticos y sociales. Después de trasladarse a la región fronteriza de Texas en la década de 1970, Tracy se involucró profundamente con las comunidades locales, lo que enriqueció su obra y su visión artística. Su trabajo se caracterizó por una intensa espiritualidad y un compromiso con la justicia social, temas que exploró a través de una estética poderosa y simbólica. Entre sus obras más destacadas se encuentra la serie Stations of the Cross, que combinaba referencias cristianas con críticas a la violencia y la opresión. Además de su práctica artística, Tracy fue un defensor apasionado de los derechos de las comunidades marginadas en la región fronteriza. Su activismo se reflejó en su vida y en su arte, convirtiéndose en una figura respetada tanto en el mundo del arte como en su comunidad local.
Han sido más ellas que ellos los fallecidos este verano (las mujeres, por desgracia, encabezan por primera vez una lista). La más longeva de estas mujeres, June Leaf (Chicago, 4 de agosto de 1929 – Manhattan, 1 de julio de 2024), exploró, durante más de siete décadas, temas como la naturaleza humana, la mitología y la espiritualidad a través de un estilo único que combinaba lo figurativo y lo abstracto. Autodidacta, desarrolló un enfoque intuitivo y personal influido por sus experiencias en Nueva York y en la comunidad artística de Provincetown, Leaf creó obras que a menudo presentaban figuras fantásticas y paisajes imaginativos, a veces mezclando elementos de maquinaria con formas humanas. Sus esculturas, muchas de las cuales eran móviles que cobraban vida con el movimiento, reflejan un sentido de la magia y el misterio de la existencia cotidiana. Además de su trabajo individual, Leaf fue la esposa y colaboradora del fotógrafo y cineasta Robert Frank, con quien compartió una vida dedicada al arte.
Audrey Flack fue pionera del fotorrealismo en Estados Unidos (Nueva York, 30 de mayo de 1931 – Southampton, Nueva York, 28 de junio de 2024). Después de graduarse en la Universidad de Yale, desarrolló una carrera que abarcó más de siete décadas, siendo una figura clave en la evolución del arte moderno. Su obra es conocida por su meticulosa atención por el detalle y su habilidad para combinar imágenes hiperrealistas con símbolos cargados de significado cultural y emocional. Entre sus obras más icónicas se encuentran Marilyn y Wheel of Fortune, que fusionan elementos de la cultura popular con temas clásicos como la mortalidad y la feminidad. Además de su trabajo como pintora, Flack también exploró la escultura y la fotografía, mostrando una versatilidad artística y una habilidad técnica, además de una audaz exploración de temas profundos y universales. A lo largo de su carrera, desafió las normas del arte contemporáneo, especialmente en su representación de la mujer y la iconografía tradicional.
La tercera mujer en la lista es Jacqueline de Jong (Hengelo, Países Bajos, 3 de febrero de 1939 – Ámsterdam, 29 de junio de 2024), figura clave en el movimiento artístico europeo de la posguerra. Fue miembro activa de la Internacional Situacionista, y en 1962 fundó y editó la revista The Situationist Times, que se convirtió en un foro importante para el arte experimental y la teoría revolucionaria. De Jong fue conocida por su estilo de pintura expresionista y su enfoque interdisciplinario, fusionando el arte con la política. Sus obras abordan temas de poder, resistencia y libertad, y su influencia se extiende a través de diversas generaciones de artistas. Su legado se refleja no solo en sus pinturas y publicaciones, sino también en su papel como defensora incansable de la libertad artística y la experimentación.
Nancy Azara (Nueva York, 13 de octubre de 1939 – Nueva York, 27 de junio de 2024) fue una destacada escultora y feminista estadounidense cuya obra exploró temas de memoria, espiritualidad y experiencia femenina. Utilizando materiales como la madera tallada, el pan de oro y el pigmento, Azara creó esculturas e instalaciones profundamente simbólicas que a menudo integraban aspectos de rituales y prácticas espirituales. Fue cofundadora del New York Feminist Art Institute en 1979, donde promovió el arte de mujeres en un momento en que sus voces eran subrepresentadas en el mundo del arte. Azara fue conocida por su compromiso con la exploración de la identidad femenina y la transformación personal a través del arte. Sus obras, que a menudo reflejan un diálogo entre lo físico y lo espiritual, ganó reconocimiento por su capacidad para capturar la esencia de lo sagrado en lo cotidiano.
Otras dos mujeres hicieron historia en el mundo del arte, aunque en esta ocasión desde su rol de agentes culturales
Por último, Mary Wings (Chicago, 14 de abril de 1949 – San Francisco, 3 de julio de 2024) fue una pionera en el mundo del cómic y una destacada activista feminista. En 1973, hizo historia al publicar Come Out Comix, el primer cómic lésbico creado por una mujer, que se convirtió en un hito en la representación LGBTQ+ en la cultura popular. Este trabajo rompió barreras y abrió un nuevo camino para la expresión artística y política de la comunidad lésbica. Además de su labor como ilustradora, Wings también fue una escritora prolífica, conocida por su serie de novelas de misterio protagonizadas por la detective lesbiana Emma Victor. A lo largo de su carrera, utilizó su talento no solo para entretener, sino también para abogar por los derechos civiles y la igualdad de género. Wings fue una figura clave en el movimiento feminista de las décadas de 1970 y 1980, y su legado perdura como una inspiración para artistas y activistas. A lo largo de su vida, no solo dejó una marca indeleble en el cómic y la literatura, sino que también contribuyó significativamente a la visibilidad y representación de las mujeres lesbianas en la cultura.
Otras dos mujeres hicieron historia en el mundo del arte, aunque en esta ocasión desde su rol de agentes culturales. En primer lugar, Barbara Gladstone (Filadelfia, 21 de mayo de 1935 – París, 16 de junio de 2024), fue una influyente galerista y figura clave en el mundo del arte contemporáneo, conocida por su aguda visión y su capacidad para identificar y apoyar a artistas innovadores. A lo largo de su carrera, representó a algunos de los nombres más importantes del arte contemporáneo, como Matthew Barney, Shirin Neshat y Anish Kapoor. En 1980, fundó la Galería Gladstone en Nueva York, que se convirtió en un epicentro para el arte vanguardista. Su galería no solo exhibió pinturas y esculturas, sino también vídeos, instalaciones y performance, reflejando su compromiso con las formas de expresión artística más innovadoras. Su capacidad para anticipar tendencias y su dedicación a la promoción del arte contemporáneo la convirtieron en una de las figuras más respetadas y queridas del mundo del arte.
Igual de sentida ha sido la muerte de Roberta Marrero
Dorothy Lichtenstein (Nueva York, 26 de octubre de 1939 – Southampton, Nueva York, 4 de julio de 2024) fue una figura central en el mundo del arte contemporáneo, conocida tanto por ser la esposa del célebre artista pop Roy Lichtenstein como por su propio impacto en la escena artística. Tras la muerte de su esposo en 1997, Dorothy asumió la presidencia de la Fundación Roy Lichtenstein, donde desempeñó un papel crucial en la preservación y promoción de su legado. Bajo su liderazgo, la fundación apoyó una amplia gama de proyectos culturales y educativos, asegurando que la influencia de Roy Lichtenstein perdurara a través de generaciones. Además de su trabajo con la fundación, Dorothy Lichtenstein fue una activa filántropa y una defensora incansable del arte contemporáneo. A lo largo de su vida, contribuyó significativamente a varias instituciones artísticas, ayudando a financiar exposiciones, adquisiciones y programas educativos que beneficiaron a la comunidad artística global. Su compromiso con el arte y la cultura se manifestó también en su apoyo a jóvenes artistas y su participación en consejos de museos y galerías.
Centrándonos ahora en España, el diseñador industrial Miguel Milá (Barcelona, 7 de febrero de 1931 – Bilbao, 13 de agosto de 2024), de quien se celebraba hace solo unos meses una gran exposición en el marco de Madrid Design Festival, fue un pionero del diseño moderno en España. Su carrera comenzó en los años cincuenta, y rápidamente destacó por su enfoque en la funcionalidad y la simplicidad, creando piezas que se convirtieron en clásicos del diseño. Entre sus obras más icónicas se encuentran la lámpara TMM y la silla Cesta, que combinan elegancia y practicidad. Milá fue también un defensor del diseño accesible, enfatizando la importancia de la durabilidad y la atemporalidad en sus creaciones. Milá fue galardonado con numerosos premios a lo largo de su vida, incluido el Premio Nacional de Diseño en 1987 y la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes en 2016. Su enfoque en el diseño humanista, donde la estética se encuentra con la utilidad, sigue siendo una inspiración para diseñadores contemporáneos.
La más joven en dejarnos es Perla Zúñiga
Por su parte, el pintor expresionistas Juan Luis Goenaga (San Sebastián, 9 de enero de 1950 – Madrid, 13 de agosto de 2024) desarrolló un estilo único que combinaba la influencia del paisaje vasco con un lenguaje pictórico personal, caracterizado por el uso de texturas y colores terrosos. A lo largo de su carrera, su obra evolucionó desde un enfoque más figurativo hacia una mayor abstracción, siempre manteniendo una profunda conexión con la tierra y la naturaleza. Goenaga fue un miembro activo de la generación de artistas vascos que surgieron en los años setenta, contribuyendo al desarrollo de un arte que reflejaba tanto la tradición como la modernidad. Su trabajo fue exhibido en importantes museos y galerías, y es considerado un referente en el arte contemporáneo vasco.
La más joven en dejarnos es Perla Zúñiga (Madrid, 1996 – Sierra Norte, España, 14 de julio de 2024), poeta, videoartista y DJ, más conocida por su seudónimo Jovendelaperla, que utilizó su obra para explorar y expresar su lucha personal contra la enfermedad, el Sarcoma de Ewing que se la llevó a los 27 años. Desde una perspectiva queer y trans, Zúñiga ganó notoriedad por su habilidad para combinar lo literario con lo sonoro, creando una obra que trasciende los límites convencionales de la poesía y las artes visuales. En sus performances integraba poesía recitada con música electrónica; sus poemas, cargados de imágenes potentes y una sensibilidad aguda hacia la fragilidad de la vida, fueron publicados en varias antologías y revistas especializadas. La muerte de Zúñiga ha sido profundamente sentida en el mundo cultural, donde es recordada no solo por su talento, sino por su coraje y determinación frente a la adversidad. Igual de sentida ha sido la muerte de Roberta Marrero, otra artista y poeta transexual a la que no podemos dejar de mencionar, que fallecía poco antes del comienzo del verano, el 17 de mayo.
Finalmente, y de nuevo fuera de la lista de artistas, pero sí de agentes (gentes) de la cultura, Berta Sureda (Barcelona, 1959 – Palma de Mallorca, 23 de junio de 2024) fue excomisionada de Cultura en Barcelona y reconocida por su trabajo en la promoción y dinamización de las artes en España. A lo largo de su carrera, Sureda ocupó cargos clave en instituciones culturales de gran relevancia, como el MACBA (Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona) y el Ayuntamiento de Madrid, donde desempeñó un papel crucial en la creación de políticas culturales innovadoras y accesibles. Su enfoque inclusivo y su pasión por el arte la convirtieron en una figura influyente en el panorama cultural español. Sureda fue admirada por su capacidad para conectar el arte con la sociedad, promoviendo proyectos que reflejaban la diversidad y la riqueza cultural de España. Su legado incluye no solo la gestión eficiente de espacios culturales, sino también su visión de un arte más cercano y accesible para todos.
Además de los anteriormente citados, y saliéndonos de las fronteras de las artes plásticas, no podemos dejar de mencionar a otras grandes figuras que se han apagado este verano, grandes nombres de la literatura (Paul Auster, Rosa Regàs, Edna O´Brien), de la pantalla (Alain Delon, Donald Sutherland, Anouk Aimée, Gena Rowlands, Shelley Duvall) y de los decibelios (John Mayall, Françoise Hardy). Nuestro más sincero agradecimiento a todos ellos por su trabajo y enseñanzas.