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Fin de ciclo: cierra la galería Juana de Aizpuru

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Retrato de Juana de Aizpuru. Fotografía: Erea Azurmendi

Resulta imposible (e injusto) pensar la expansión e institucionalización del arte contemporáneo en España sin poner en valor su figura: la de Juana de Aizpuru (Valladolid, 1933), ideóloga e impulsora de la feria de arte contemporáneo ARCO. “Juana no es una mujer, es una fuerza de la naturaleza”, decía Luis Gordillo sobre quien ha dirigido una de las galerías más importantes de la escena nacional y de reconocido prestigio internacional (la galería de nombre homónimo: “Juana de Aizpuru”), que comenzaría en el mundo galerístico en Sevilla en 1970, trasladando más tarde su actividad a la capital madrileña. Sin embargo, como todo elemento de la naturaleza —siguiendo a Luis Gordillo—, el desgaste resulta inevitable; la vida se marchita con el paso de los años. Aunque parecía que este momento nunca iba a llegar, ayer, más de cincuenta años después de que Juana de Aizpuru se iniciara en el mundo de las galerías, la mujer que tanto ha trabajado para la profesionalización, la evolución y mejora del mercado del arte en nuestro país —en pro del fortalecimiento del sistema del arte contemporáneo español—, anunciaba oficialmente que cierra su mítica galería madrileña con sede en la Calle Barquillo nº 44.

Cuesta imaginar un ARCO sin ella. Juana de Aizpuru, siempre presente en su stand año tras año, se aleja de forma definitiva del mercado artístico por imperativos de salud. Este 2023, cuando la galerista vallisoletana cumplía 90 años el pasado agosto, se ha visto obligada a cerrar la galería que tantos artistas ha apoyado y visto crecer, entre ellos figuras nacionales enormemente reconocidas como Miquel Barceló, José Manuel Broto o Ferrán García Sevilla y otras internacionales como Georg Herold, Jiří Georg Dokoupil o Martin Kippenberger. En un recorrido a la carrera por su trayectoria, cabe comenzar mencionando algo que quizás no tantos sepan: Juana realizó estudios superiores en Filosofía y Letras. Su familia, adinerada y conservadora, se había mudado cuando ella era pequeña de Sevilla a Madrid dado que su padre había decidido fundar un restaurante de lujo en la capital. En 1955, con 22 años, contrajo matrimonio con Juan Aizpuru, con quien se mudó a Sevilla. Allí entró en contacto con diversos círculos artísticos, especialmente aquel que rodeaba a la galería Pasarela, el que fuera el centro de referencia de las vanguardias artísticas en Sevilla. Apoyada por la riqueza familiar, durante años, Juana fue de las pocas figuras que compraba arte contemporáneo en la ciudad andaluza, coleccionando obra de artistas con quien, además, comenzó a entablar relación, como Carmen Laffón, Teresa Duclós o Luis Gordillo.

Cuando España se encontraba todavía saliendo del franquismo, Juana de Aizpuru abrió un espacio para la comercialización y exhibición de arte contemporáneo en 1983

Juana de Aizpuru, en su galería de la calle Canalejas de Sevilla pocos días después de su inauguración en noviembre de 1970

Cuando España se encontraba todavía saliendo del franquismo, sin instituciones culturales y sin conexiones con la modernidad, Juana de Aizpuru abrió un espacio para la comercialización y exhibición de arte contemporáneo en 1983, una galería que recibió por nombre el propio nombre de la galerista y que en seguida se estableció como lugar de referencia. Más de una década antes había abierto galería en Sevilla, cuyo trabajo compaginó junto con la gestión del espacio madrileño hasta que clausurara el espacio andaluz en 2004 (año en que crearía la Bienal Internacional de Arte Contemporáneo – BIACS). Un año antes de abrir la galería en Madrid, Juana había impulsado la primera edición de ARCO, que dirigió hasta 1987 y donde siempre ha estado presente, año tras año, en su stand. Con la complicidad de la propia Juana de Aizpuru, genuina, auténtica, vital, en el quinto número de la revista de cultura contemporánea FLUOR, que vería la luz en 2013, se incluía su presencia en la susodicha revista en papel a través de una serie de divertidos recortables.

Otra noticia que hemos conocido recientemente es que el archivo de la galerista ya forma parte del Museo Reina Sofía

Fragmento de Juana de Aizpuru. Icono del arte y de la moda, recortable incluido en la revista FLUOR #5, 2013. © José María Balguerías
Portada de Juana de Aizpuru. Icono del arte y de la moda, recortable incluido en la revista FLUOR #5, 2013. © José María Balguerías

Al respecto de este hito que supone la clausura del espacio madrileño Juana de Aizpuru, la galerista explicaba que no se trata de una despedida sino de un cambio de vida, de un fin de ciclo. A pesar de que la vallisoletana no ha querido hablar de despedida como tal, Juana de Aizpuru sí se ha tenido que despedir, por lo menos profesionalmente, de muchos colegas del sector. Con tristeza, la galerista ha ido informando en las últimas semanas de su decisión a los artistas con los que colabora y a sus principales amistades. Creadores como Rogelio López Cuenca o Dora García, por ejemplo, llevan trabajando con ella más de cuatro décadas. Se debe destacar ahora que Juana de Aizpuru ha trabajado con artistas de referencia nacional e internacional de la talla de Cristina García Rodero, Cristina de Middel, Elena Asins, Alberto García-Alix, Cristina Lucas, Priscila Monge, Montserrat Soto, Tania Bruguera, Pedro Cabrita Reis, Alicia Framis, Jordi Colomer, Pierre Gonnord, Joseph Kosuth, Andrés Serrano o Philipp Fröhlich.

Son tantos los años dedicados al arte contemporáneo y tantos los artistas que han pasado por su galería que podríamos rescatar cientos de anécdotas e historias singulares que involucran a la galerista, como la visita que recibió de Andy Warhol, con quien tiene una mítica fotografía; de él dijo que “rarillo pero encantador”, “muy asequible”. A Warhol ya le conocía de Nueva York y es que Juana de Aizpuru ha sido una mujer que ha viajado mucho —anteriormente, cuando no se viajaba tanto—, que ha conocido otros contextos culturales y artísticos, que ha acercado esas vivencias, experiencias y aprendizajes a España, lo que le ha convertido en una figura esencial para entender el arte contemporáneo español: su evolución, su proyección más allá de nuestro contexto inmediato.

Juana de Aizpuru con Andy Warhol en ARCO, 1982

Juana, que siempre dijo que nunca se iba a retirar, como recordaba ayer en alguna de las entrevistas concedidas, cierra su galería y se retira sin que su hija Concha la herede —ella se prejubiló hace un año—. Por lo que sabemos, no habrá nuevas inauguraciones en la galería; se clausurará la actual muestra del californiano Chase Wilson el próximo 1 de diciembre y, más adelante, habrá que estar pendientes de lo que sucede con la colección, cuyo destino está aún en el aire. Lo que parece es que no tiene intención de donarla y, respecto a la galería, Juana de Aizpuru ha confirmado que conservará el piso de la calle Barquillo —que ocupa el almacén— y el local de la calle Tomás Redondo —que dispone de un espacio de showroom—. Por su parte, otra noticia que hemos conocido recientemente es que el archivo de la galerista ya forma parte del Museo Reina Sofía. Mañana miércoles 22 de noviembre se entrega al MNCARS este archivo que ha costado 96.800 euros y que reúne en un fondo común décadas de cartas con artistas, folletos de exposiciones, críticas de arte, información sobre proyectos y demás ítems que narran la historia de esta galería y de la propia Juana de Aizpuru, así como parte de la historia del arte contemporáneo de nuestro país. “Estaba en conversaciones con la Getty Foundation para vender el archivo cuando Manuel Segade se enteró”, comentaba la galerista a El Español. El director del Reina Sofía, institución que tanta atención presta al documento, no ha dejado desaprovechar la ocasión de adquirir este histórico archivo.

Absoluta pionera, Juana de Aizpuru y su galería conforman un legado vivo que merece ser valorado como es debido

Este punto y final, este fin de ciclo, la clausura de la galería Juana de Aizpuru, debe también ser leída como un signo de los tiempos que corren. Proyectos de galerías familiares, incluso personales, cada vez son menos frecuentes y prospera en cambio la galería como gran empresa con decenas de personas contratadas. Con este adiós al mercado del arte y al trabajo en cuerpo y alma dedicado al sector del arte contemporáneo, se despide —aunque no del todo, pues en el mundo del arte nunca acabas por irte de manera definitiva— una mujer que se labró su propio camino, una mujer que se hizo a sí misma, que supo hacerse oír en un mundo de hombres y ponerse al servicio de la promoción y apertura internacional de nuestro panorama artístico y la defensa de la vanguardia frente al inmovilismo artístico.

Juana de Aizpuru fotografiada para la revista La Luna de Madrid, en 1986

Sus reconocimientos han sido múltiples en los últimos tiempos, como la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes en 1997, su nombramiento como Caballero de la Orden de las Artes y las Letras en 2008 o el de Hija predilecta de Andalucía en 2011. Recientemente era condecorada con el Premio a la trayectoria profesional artística, otorgado por la Federación de Galerías de Arte Europeas (FEAGA), en el contexto de la Feria Art Basel 2023, en Suiza, y tres años antes, en 2020, con la Medalla Internacional de las Artes de la Comunidad de Madrid 2020. Absoluta pionera, Juana de Aizpuru y su galería conforman un legado vivo que merece ser valorado. Desde EXIT queremos rendir homenaje a esta galería, a toda una trayectoria vital y profesional, a esa “fuerza de la naturaleza” que decía Gordillo, a Juana de Aizpuru, quien expandió la mirada miope de una escena artística nacional congelada en el tiempo. Hoy, el fin de ciclo de la galería debe ser visto como la oportunidad para reconocer el trabajo de toda una vida, el de su creadora, el de Juana de Aizpuru.