El pasado 28 de noviembre falleció Robert Morris en Nueva York, a los 87 años a causa de una neumonía. Decimos adiós a uno de los pioneros del minimalismo y transformador del arte contemporáneo gracias a sus experimentaciones en escultura, danza, instalaciones y performances, dejando de lado la previsibilidad artística durante toda su trayectoria. La vida de Morris cambió al mudarse a la ciudad de Nueva York a finales de la década de los 50, tras haber estudiado pintura en el Instituto de Arte de Kansas y filosofía en el Reed College. A partir de los 60 todo cambió, su mujer Simone Forti fue una de sus principales influencias (ya que esta era una de las figuras más innovadores de la danza contemporánea) pero también lo fueron las artes escénicas o el Expresionismo Abstracto. En 1963 llegó una de sus primeras exposiciones en la Green Gallery, donde comenzó a presentar sus famosas esculturas minimalistas y sus formas geométricas, como cubos de madera contrachapada gris que llamaron la atención del también artista y crítico Donald Judd.
En 1963 llegó una de sus primeras exposiciones en la Green Gallery, donde comenzó a presentar sus famosas esculturas minimalistas y sus formas geométricas
A finales de los años 60, Morris comenzó a experimentar con el movimiento conocido como post-minimalismo. Su obra abarcaba diversas formas y materiales, como aluminio, madera, espejos, vídeo, trapos, tierra e, incluso, el cuerpo humano. Tras esto, a partir de los 80 exploró la pintura figurativa con obras que abordaban la ansiedad nuclear. En 2015, el crítico Robert Pincus-Witten escribía sobre Morris con motivo de su exposición en la Galería Leo Castelli: “Es raro encontrar miembros de la generación de Morris haciendo un trabajo tan enérgico. La mayoría, si no han salido ya de la escena, crean nada más que la repetición de mercancía signaturizada diseñada para resucitar el aura de los descubrimientos pasados. Ese nunca ha sido el camino de Morris”. Crítico y polémico a partes iguales, lo que siempre quedará de Morris es el legado que deja para el arte contemporáneo actual y el que está por venir.