El artista Julião Sarmento ha fallecido este martes 4 de mayo a los 72 años. Establecido como uno de los artistas portugueses más reconocidos internacionalmente, exploró a lo largo de su carrera la complejidad del deseo y la intimidad a través del video, la escultura, las instalaciones y la pintura. Su obra se encuentra en la actualidad en algunas de las grandes colecciones de arte contemporáneo del mundo, desde el MoMA, el Guggenheim o el Centro Pompidou al Reina Sofía o la Fundación Serralves. Pese a la variedad de medios y registros con los que experimentó el artista luso, la representación del deseo estuvo siempre presente, expresando las tensiones y las muchas emociones que despierta a través de su producción artística.
Su obra se encuentra en la actualidad en algunas de las grandes colecciones de arte contemporáneo del mundo
Sarmento estudió pintura y escultura en la Escuela de Bellas Artes de Lisboa entre 1967 y 1974. Tras finalizar sus estudios, comenzó su carrera artística en Portugal, donde logró realizar exposiciones para galerías e instituciones como la Galería de Arte Moderno de Lisboa, donde participó en Alternativa Zero, una muestra esencial para comprender la escena artística del país a finales de los setenta. La exposición, comisariada por Ernesto de Sousa, quiso ofrecer una visión del arte portugués después de la dictadura de Salazar, generando un espacio donde se pudieron reunir por primera vez las ideas vanguardistas que no fueron apoyadas durante la dictadura. En esta época, Sarmento experimentó con diferentes medios y estéticas, como el pop, no obstante, siempre mantuvo un interés particular en tratar de expresar el deseo con imágenes.
Características de este momento son sus “pinturas blancas”, las cuales se pueden ver como una forma de pensamiento literario
No obstante, los ochenta marcarán un punto de inflexión en la carrera del artista, que retorna a la pintura y el dibujo. Características de este momento son sus “pinturas blancas”, las cuales se pueden ver como una forma de pensamiento literario expresado en la superficie pictórica. Entre finales y los ochenta y los noventa llegaría su consagración internacional, con exposiciones individuales en instituciones como el Museo Reina Sofía, la Fundación Calouste Gulbenkian, la Haus der Kunst de Múnich o el Van Abbe Museum, participando además en la Bienal de Venecia y la Documenta de Kassel.
Uno de los rasgos más visibles de su producción artística es su tratamiento del deseo como una acción inacabada, que no llega a hacerse carne sino que se queda en emoción. Esto lo vemos en las esculturas que representan mujeres realizando acciones que no concluyen, o videos donde las protagonistas dan pasos que no parecen llegar a ninguna parte. Su obra es un acercamiento al mundo de las emociones y la pasión a través de la acción; no apela a expresiones faciales dramáticas sino que retrata la tensión entre los cuerpos, como menciona el crítico Adrian Searle. Otra constante en su trabajo es la influencia de la literatura; su trabajo estuvo marcado por los textos del Marqués de Sade, Bataille, James Joyce o el también portugués Fernando Pessoa. Esto explica la forma íntima y elegante en la que Sarmento trata las pulsiones sexuales del ser humano, que confieren un aire de misterio a sus obras.
Uno de los rasgos más visibles de su producción artística es su tratamiento del deseo como una acción inacabada
Como mencionaba en una entrevista que le realizaba Seve Penelas en el número especial que EXIT express realizó en el quinto aniversario de la revista en papel, el deseo en su obra “existe como función absoluta de la obra que hago, es la parte fundamental, como espectador y como productor de la obra”; es decir: sin el deseo, su obra terminaría. El trabajo de Julião Sarmento, en este sentido, se puede ver como una encarnación pasional pero íntima de la unión entre arte y vida.