Sigue siendo sin duda alguna el “encuentro” internacional con la fotografía. Desde 1970 Arlés se convierte en La Meca de la fotografía, y allí se dan cita, o simplemente se encuentran, fotógrafos, coleccionistas, galerista y aficionados. Pero de una forma que nada tiene que ver con las estructuras habituales de una feria o de una bienal, no es nada parecido. Arlés surge realmente como un encuentro entre amigos y colegas. Sus fundadores, un fotógrafo (Lucien Clergue), un escritor (Micel Tournier) y un historiador (Jean-Maurice Rouquette), empezaron estos Encuentros cuando la fotografía no sólo no estaba de moda, sino que era ciertamente un grupo de amigos y conocidos, y a nadie se le ocurría llamarse a sí mismo artista. Ese fue su éxito, coincidir en una pequeña y bella ciudad con los colegas, unos conocidos y otros no, ver a los mejores fotógrafos sentados en las terrazas, visitar pequeñas exposiciones montadas precariamente y, sobre todo, las charlas, las mesas redondas y las tertulias nocturnas en los cafés. En esa época el fotoperiodismo, o documentalismo, y algunos fotógrafos de culto eran los protagonistas. Poco más. Paulatinamente los Encuentros empezaron a convertirse en imprescindibles para el mundo fotográfico y con el cambio de paradigma de la fotografía parecía que todo se iba a transformar en un encuentro decadente y otoñal entre viejas glorias, el fallecimiento de Lucien Clergue parecía confirmar el fin de una época y el aviso de que tal vez el fin de los Encuentros estaba cerca. Pero no fue así, un rápido giro hacia la modernidad, atención a lo que estaba cambiando, modernización y sin duda una inyección económica que renovaba los espacios expositivos hizo, junto con el empuje del equipo y las ganas de no dejar de ser los más importantes, que Arlés siga siendo el Encuentro al que no se puede faltar. Aquellos que pensaron que los festivales locales o las ferias de fotografía podrían eclipsar a Arlés estaban más que equivocados, directores invitados (como Joan Fontcuberta o Christian Caujolle, François Hébel o el actual Sam Stourdzé), siempre figuras del mundo de la fotografía, y la firme convicción de defender la fotografía sin mezclarla con nada más mantiene a Arlés con más fuerza cada año. Sin duda la renovada atracción que la fotografía tiene en todo el mundo ha sido una gran ayuda. Y el cara a cara, la convivencia entre todos los asistentes sigue siendo un atractivo inmejorable.
Muestras con una idea y un tema, con una selección de artista lógica, pocos nombres en cada gema
Este año las exposiciones son tan atractivas como especializadas, además del Prix Découverte en el que cinco expertos invitados de todo el mundo invitan a fotógrafos emergentes, podemos encontrar una exposición sobre la fotografía callejera o street photography (Street), con la participación de Sid Grossman, Ethan Levitas/Garry Winogrand y Peter Mitchell; Western Stories, con dos visiones del salvaje oeste bien pintorescas a cargo de Western Camarguais y Bernard Plossu; Monstres & Co el miedo y su representación a través de esos monstruos ya familiares en Oriente o en Occidente, con obras de Charles Fréger, Sara Galbiati, Peter Helles Eriksen & Tobias Selnaes Markussen… y también África Pop, Les Plataformes du visible (donde esta la única española que expone en la sección digamos oficial, barcelonesa Laia Abril), Aprés la Guerre, Je vous écris d’un Pys lointain, Relecture, y muchas más muestras llenas de nombres nuevos, prácticamente desconocidos en estas latitudes. Muestras con una idea y un tema, con una selección de artista lógica, pocos nombres en cada gema, sin ser nada más que un catálogo de imágenes interminables.
Por supuesto no podía faltar el libro, ese compañero inseparable de la foto. Para eso cuenta con más de 1.000 metros cuadrados divididos en tres secciones Cosmos-Arles Books, Prix du livre 2016 y Luma Rencontres Dummy Book Award Arles 2016, un paraíso para el coleccionista.
Unos encuentros para conocedores, lejos del acumulamiento y el todo vale de otras propuesta, Arlés sigue siendo un lugar para el que sabe de foto
Además de todo esto hay un Programa Asociado con más exposiciones, ya de artistas individuales asentados y exposiciones en otras ciudades, cercanas a Arlés, como Avignon, donde Andrés Serrano muestra sus últimos trabajos; Nîmes, con la obra de Stéphanie Solinas, y Marsella con los trabajos de Alfred Seiland.
Unos encuentros para conocedores, lejos del acumulamiento y el todo vale de otras propuesta, Arlés sigue siendo un lugar para el que sabe de foto, para el que busca encontrarse con amigos, conocidos y desconocidos, encontrar nombres y obras diferentes y pasar unos días muy agradables. El pasado año los Encuentros tuvieron una asistencia de 93.000 visitantes, lo que nos habla de que, a pesar de su indudable éxito, no estamos ante un evento masificado. Aunque en un lugar como Arlés, 93.000 personas en tres meses son multitud.
(Encuentros de Arlés, Arlés. Del 4 de julio al 25 de septiembre de 2016)