“Los artistas no nacimos para hablar, aunque tenemos lenguajes secretos”. Un lenguaje propio, personal, subjetivo, que se va concibiendo poco a poco, con el paso del tiempo, con el peso de las experiencias. Como ocurre en el caso de Beatriz González, quien a sus 80 años ha comenzado a hablar de su obra con la misma frase que inicia este texto; y lo ha hecho para inaugurar la exposición de su trabajo que acoge el Museo Reina Sofía en el Palacio de Velázquez hasta el 2 de septiembre. Una muestra comisariada por María Inés Rodríguez y que huye en todo momento de la cronología para centrarse en los temas, todos aquellos temas que ha tratado González a lo largo de su dilatada carrera artística que suma ya cerca de sesenta años. Esta es la primera monográfica que se dedica a la artista colombiana en Europa y permite acercar al público al arte latinoamericano y a la evolución de su historia a través de sus obras. Casi 160 obras se pueden ver en la muestra, realizadas entre 1965 y 2017, y apreciar las conexiones y continuidades que existen entre las distintas facetas y etapas del trabajo de Beatriz González.
“A Andy Warhol le gustaban las fotos de prensa mal impresas, a mí también; pero no había una comunicación. El arte pop está en el aire”
Generalmente, ha sido incluida dentro del arte pop y se le ha considerado como una de las pioneras en este tipo de arte en su país; no obstante, ella misma no se considera una artista pop ya que cuando ella comenzó a trabajar sus obras ni siquiera estaba extendido el pop en Colombia. Pero sí reconoce que el resultado es así ya que hay cierta empatía: “A Andy Warhol le gustaban las fotos de prensa mal impresas, a mí también; pero no había una comunicación. El arte pop está en el aire”.
Beatriz González ha inspirado su trabajo en los medios de masas, apropiándose de las fotografías reproducidas en prensa y transformándolas a través del dibujo, al pintura, la gráfica o la escultura. Además, transforma obras de arte de carácter universal teniendo en cuenta el gusto popular. En la exposición hay mucho de esto, pero también se encuentran cortinas monumentales impresas con iconos universales y parte de sus muebles, sobre los que reproducía su obra. Cuenta la artista que en esto último comenzó por un hecho azaroso: fue a comprar y se encontró una cama abandonada cerca de la basura; instó a su marido para que la cogieran y se la llevaran a su apartamento.
Beatriz González ha inspirado su trabajo en los medios de masas, apropiándose de las fotografías reproducidas en prensa y transformándolas a través del dibujo, al pintura, la gráfica o la escultura
Ella acababa de terminar una de sus piezas. Al llegar a casa, puso esa misma obra sobre la cama encontrada, el resultado fue Naturaleza casi muerta (1970). Esta obra, por ejemplo, es una de las que se pueden ver en el Palacio de Velázquez y dio origen a un periodo muy prolífico en su trabajo. Unos años en los que también realizaba piezas en telones o cortinas de plástico, donde imprimía variaciones de obras maestras de la pintura cuyas reproducciones encontraba en mercadillos de Bogotá. Es el caso de Telón de la móvil y cambiante naturaleza (1973), el cual preside el Palacio de Velázquez y es imposible no mirar al poner el pie en él. En este telón (de 7×12 metros) se realiza la copia de Le déjeuner sur l’herbe de Manet. Una pieza que González realizó como reflexión sobre cómo las producciones artísticas y culturales occidentales se transforman al llegar a un país subdesarrollado.
Actúa como una cronista de la historia de su país, donde la guerra y la violencia ha copado la vida de los colombianos
El trabajo de esta “pintora de provincia”, tal y como se reivindica a sí misma, ha estado siempre a medio camino entre el humor y el dolor, aunque reconoce que “ahora pesa más el dolor porque es lo último en lo que estoy trabajando”. Lo cierto es que, tal y como se puede observar en la exposición, González siempre ha dado testimonio de su tiempo, se ha confrontado a él y nos hace a nosotros confrontarnos también. Actúa como una cronista de la historia de su país, donde la guerra y la violencia ha copado la vida de los colombianos y su modo de expresar el dolor que todo ello produce es a través del arte.
(Beatriz González en el Palacio de Velázquez, Museo Reina Sofía, Madrid. Desde el 23 de marzo hasta el 2 de septiembre de 2018)