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Donde hay pelo hay alegría

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Vista de sala de la exposición "Des cheveux et des poils" © Les Arts Décoratifs / fotografía : Christophe Dellière

“Donde hay pelo hay alegría”, dice el dicho popular. Debe de ser verdad, porque en Des cheveux et des poils, la exposición que presenta desde el 5 de abril el Musée des Arts décoratifs de París, hay mucha alegría. Tanta, que una jubilosa guirnalda de filamentos dorados, tal como podríamos encontrar en las fiestas de Nochevieja, acompaña al visitante a lo largo de todo el recorrido de la muestra. Frente a la negligencia que han sufrido durante buena parte de la historia de la humanidad, pelo y vello (asociados con lo animal y lo salvaje, por influencia de la cultura judeocristiana) son celebrados en esta ocasión como cualquier otro tipo de indumentaria o accesorio, como otro componente más del diálogo entre cuerpo y moda; y, sobre todo, como elemento fundamental de la apariencia y de la construcción de la identidad social del individuo. 

Eugène Pascau, Fernand Forgues, capitaine de l’Aviron bayonnais, 1912.
© A.Arnold /Musée Basque et de l’Histoire de Bayonne
Póster de la exposición libremente inspirada del trabajo de Naro Pinosa. Grafismo © Aurélien Farina. Imagen original © Virgile Biechy. Jacob Ferdinand Voet, Portrait d’un homme, antes de 1689. Collection Jean-Louis Remilleux. Fotografía © Sotheby’s / Art Digital Studio

El peinado y la disposición del vello (tanto facial como corporal) son aquí puestos en contexto como parte integrante del atuendo en los diferentes periodos de la historia occidental. Su presencia, pero también su ausencia, aparecen representadas en la exposición; porque tanto una como otra son manifestaciones de la adhesión a modas, vehículos de mensajes y símbolos de feminidad o de virilidad, que evolucionan con el tiempo como lo hace todo producto cultural.

Este es el punto de partida del equipo curatorial, encabezado por Denis Bruna (conservador jefe del Musée des Arts décoratifs para las colecciones de moda y textil anteriores a 1800), quien ya antes había comisariado exposiciones de temáticas tan originales como necesarias para comprender de manera global la historia de la moda; es el caso de los dispositivos utilizados para marcar la silueta, la ruptura radical de las normas vestimentarias o la historia de la pisada y del zapato (La mécanique des dessous, 2013; Tenue correcte exigée!, 2017; y Marche et démarche, 2019, respectivamente).

Marcel Bovis, Salon de coiffure Chez Antoine, 1932.
© Donation Marcel Bovis, Ministère de la Culture (France), Médiathèque du patrimoine et de la photographie, diffusion RMN-GP

Más de 600 obras, desde el siglo XV hasta hoy, ilustran aspectos de la historia del peinado (corte, ornamentación, peluca, calvicie o tinte), de la pilosidad facial (en forma de barba, bigote o cara imberbe) o de la pilosidad corporal (incluyendo torso, piernas, pubis o axilas). Cinco son los capítulos que estructuran la muestra: “Modas y extravagancias”, “¿Pelo o no pelo?”, “Intimidad, postizos y colores”, “Oficios y savoir-faire” y “Miradas sobre un siglo cabelludo”.

Así, siguiendo un recorrido temático y no histórico, se dan la mano obras clásicas de autores como Jacob-Ferdinand Voet, Diego Velázquez o Gustave Courbet con piezas que podrían sorprender a los más puristas, como un merkin (postizo púbico utilizado en origen por trabajadoras del sexo o del mundo del cine y del teatro, pero también por personas lampiñas, en el que puede modificarse su forma y color), el equivalente masculino (esta vez destinado al torso) o la célebre maquinilla de depilación Venus de Gillette. 

Entre las piezas más destacadas, se muestra una de las famosas pelucas que utilizó Andy Warhol para ocultar su calvicie dentro de una gran vitrina que repasa la evolución formal y los usos de dicho accesorio, que Luis XIV puso de moda con el mismo propósito que haría siglos después la estrella pop. Otros de los momentos sobresalientes del recorrido son las representaciones de la imagen de la mujer barbuda en la cultura popular, cuya recepción evoluciona según el momento histórico y que se muestran en soportes tan diversos como pósters del mundo del espectáculo del siglo XIX o fotografías promocionales de la reciente ganadora de Eurovisión Conchita Wurst. Una serie de fotografías pornográficas decimonónicas confirman la importancia que el pubis velludo adquirió en aquella época para despertar el deseo sexual. Frente a ellas, mujeres lampiñas como las Venus de los pintores pompiers o académicos como William-Adolphe Bouguereau, feminizadas según el canon estético del arte oficial francés de la segunda mitad del siglo XIX.

El discurso de la exposición también alude a figuras como la mítica cabellera pelirroja de las mujeres seductoras y peligrosas puestas de moda en el Romanticismo. En el siglo XXI, la reaparición triunfal de una poblada barba con la llegada de los hipsters o la recuperación reciente del bigote introduce la importancia de la figura del barbero, que junto con otras profesiones del pelo como las de los peluqueros o los fabricantes de pelucas dan una idea de esos “Oficios y savoir-faire” que eleva a estos profesionales a la categoría misma de creadores y artistas. La exposición termina con un repaso por los peinados más icónicos de los siglos XX y XXI, desde el moño de 1900 y el corte a la garçonne de 1920 a la cresta punk o el despeinado anárquico del grunge.

(Des cheveux et des poils, Musée des Arts décoratifs, París. Del 5 de abril al 17 de septiembre de 2023)