anterior

Cindy Sherman: Metamorfosis

siguiente

Vista de la exposición Cindy Sherman: Metamorfosis, en la Fundación Serralves. Fotografía: Filipe Braga

La Fundación Serralves de Oporto ofrece en la actualidad una amplia retrospectiva de la fotógrafa y directora de cine estadounidense Cindy ShermanLa exposición Cindy Sherman: Metamorfosis presenta una serie de obras que abarcan la trayectoria de la artista desde sus inicios hasta sus trabajos más recientes. Esta muestra se organizó en diálogo con la artista y en colaboración con The Broad Art Foundation de Los Ángeles, institución que colecciona obra de Sherman desde hace más de treinta años.

Conocida sobre todo por imágenes en las que se retrata a sí misma como modelo de su propia obra, encarnando el papel de los estereotipos femeninos convencionalizados por los medios de comunicación, Cindy Sherman dispara sola en su estudio, actuando como directora artística, fotógrafa, maquilladora, peluquera e intérprete del papel a representar. Generalmente, la artista no titula sus obras, pretendiendo con ello evitar interpretaciones preconcebidas o lecturas anticipadas que puedan influir en el observador, prefiriendo dejar la construcción de las historias al criterio de cada persona. No obstante, en esta ocasión, las imágenes están organizadas por series y numeradas. Estas exploran diversos temas y técnicas, reforzando así la diferenciación y la clasificación: Untitled Film Still (1983-1984), Fashion (1983-84), Bus Rider (1976-2000), The Fairy Tales (1985), The Disasters (1986-89), The Historical Portraits (1988-90), Sex Pictures (1992), Horror and Surrealistic Pictures (1994), Masks (1995), Broken Dolls (1999), The Hollywood/Hampton Ladies Portraits (2000), The Clowns (2003-05) y Society (2008).

Vista de la exposición Cindy Sherman: Metamorfosis, en la Fundación Serralves. Fotografia: Filipe Braga

En la exposición, estas series no siguen un orden cronológico, sino que construyen una narrativa. En las obras de Sherman, las composiciones y narraciones individuales remiten a un repertorio completo y complejo de identidades femeninas, pero mientras que las primeras obras están llenas de emociones visibles, en las fotografías posteriores las emociones se van excluyendo gradualmente. Las obras no son autorretratos, sino representaciones realzadas por la distancia de la cámara o el objetivo que las capta, son «una copia sin original», como comentó Rosalind Krauss.

A finales de la década de 1980, Sherman sintió la necesidad de suprimir su presencia y creó imágenes irreales y grotescas, escenas de accidentes, formadas por personajes sobrenaturales y terroríficos que personificaban miedos irracionales y pesadillas y que conformaban escenarios macabros y repulsivos. Su cuerpo fue sustituido progresivamente por pechos falsos, excrecencias humanas, fluidos corporales, residuos sexuales, prótesis médicas, que más tarde darían lugar a Sex Pictures (1992), una de sus series más atrevidas, en la que Sherman utiliza maniquíes para componer cuadros pseudopornográficos deliberadamente desprovistos de todo erotismo que desafían las normas de la industria pornográfica.

Vista de la exposición Cindy Sherman: Metamorfosis, en la Fundación Serralves. Fotografia: Filipe Braga

El regreso de la artista al centro de la imagen se produjo en torno al año 2000 con la serie Head Shots, en la que protagoniza una serie de retratos de estudio y más adelante en la inquietante serie Clowns (2003-05). Si las partes del cuerpo falsas o artificiales obligan al observador a enfrentarse al aspecto escenificado de la obra, el aspecto trágico y vulgar de los personajes en el caso de estas últimas series le obliga a sentir cierta empatía y respeto por ellos. Por otra parte, hay un cambio evidente en la colocación de la cámara, en la alteración del decorado, en la saturación y superposición de elementos de atrezo y extraños en la composición, así como en las dimensiones de las pruebas impresas. Más tarde, en la serie Society (2008), Sherman vuelve a su exploración de los ideales distorsionados de belleza, obsesionada con la juventud y el estatus a través de personajes situados en entornos suntuosos.

Sherman pasa de la fotografía analógica a la digital y, al igual que sus personajes, experimenta con diversas posibilidades técnicas como escenarios verdaderamente naturales o la fotografía de estudio (el lugar donde tiene mayor control sobre la construcción de la imagen), el ciclorama y, por último, la superposición de imágenes sobre fondos digitales. Aunque su obra suele ser clasificada por críticos y teóricos como asociada al feminismo, la violencia y el voyeurismo, y centrada en la representación, la propia artista tiende a evitar esta instrumentalización teórica. Al construir un personaje, Sherman no tiene en mente una persona concreta sino un género, y la complejidad de la narración viene determinada por la especificidad de la relación entre escenario y personaje.

Vista de la exposición Cindy Sherman: Metamorfosis, en la Fundación Serralves. Fotografia: Filipe Braga

Para esta ambiciosa exposición en Serralves, las salas del museo han sufrido una transformación, tomando la forma de un escenario teatral para acoger el storyboard que componen las fotografías del artista. La muestra incluye también una obra inédita concebida especialmente para el Museo Serralves: un extenso mural fotográfico que confiere a la exposición una singularidad adicional. En este sentido, la obra de Cindy Sherman debe verse como la dramaturgia de una obra en la que la artista es a la vez sujeto y objeto de su trabajo. Comisariada por Philippe Vergne, la exposición Cindy Sherman: Metamorfosis está producida por el Museu de Arte Contemporânea de Serralves de Oporto, en colaboración con The Broad Art Foundation de Los Ángeles, y estará abierta al público hasta el día 16 de abril. No se pierdan esta gran oportunidad para conocer la singular obra y figura de Cindy Sherman.