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Ángela de la Cruz, Premio Nacional Artes Plásticas

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Ángela de la Cruz

La artista Ángela de la Cruz ha recibido el Premio Nacional de Artes Plásticas 2017 debido a “la intensidad de su obra, que explora la compleja relación entre el espacio ilusionista de la pintura y la presencia física de la escultura”, tal y como ha informado el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte. Este premio, dotado con 30.000 euros, supone un reconocimiento a la trayectoria de la gallega y a su manera de conceptualizar la pintura sin perder el atractivo formal que le ha servido para estar donde está y lograr ese lugar destacado en el contexto tanto nacional como internacional hasta el punto de ser considerada como una de las artistas de su generación más importantes. La institución, además, destaca la influencia en su trabajo de figuras como Velázquez, Zurbarán, Millares, Tàpies, Picasso o Goya. Además, gracias a tener su residencia en Londres, de la Cruz ha sido la única española finalista del Premio Turner en 2010, por la exposición After en el Camden Arts Center

Sus influencias no sólo provienen de la pintura, también de cineastas como Berlanga o Almodóvar

La obra de Ángela de la Cruz es una investigación constante del lenguaje encaminada a despojar el arte de toda la grandiosidad que lo rodea para, de este modo, hacerlo accesible al público. De hecho, uno de sus primeros trabajos destacados, en 1996, consistía en romper cuadros y transformarlos en objetos escultóricos, así se convertía a la pintura en forma para investigar un lenguaje propio. La artista confiesa que tienes unas creencias muy firmes y que, en ocasiones, su trabajo puede leerse como radical. Además, sus influencias no sólo provienen de la pintura, también de cineastas como Berlanga o Almodóvar. El jurado que le ha otorgado el premio ha estado compuesto por el director general de Bellas Artes, Luis Lafuente, David Barro; Vanesa Cejud, Carolina Díaz, Amparo López, Tnaia Pardo y Alfonso de la Torre argumentando también que su obra es “emocionalmente cruda, astuta y bruscamente irónica, se planea su visión del lenguaje de la pintura, incorporando la autodestrucción de la pintura en el trabajo mismo”.