El Premio Turner, uno de los galardones más prestigiosos del arte contemporáneo, celebra este 2024 su 40º aniversario. Como cada año desde 1984, la Tate Britain concede el galardón a un artista que haya expuesto el año anterior, en Reino Unido o en el extranjero, destacando la innovación y diversidad del arte contemporáneo británico, y ofreciendo una plataforma para que los artistas exploren temas relevantes y complejos a través de diversas formas de expresión artística. Esta edición pone sobre la mesa tanto la longevidad del premio como su capacidad para adaptarse a los cambios culturales y artísticos.
Este año, de los cuatro artistas finalistas, la ganadora ha sido Jasleen Kaur, por su trabajo con objetos cotidianos animados que evocan la diversidad multicultural e identitaria. La decisión fue anunciada anoche, martes 3 de diciembre, en una gala celebrada en la Tate Britain. El actor James Norton entregó a Kaur el premio.
Lleva el nombre del pintor J.M.W. Turner, conocido por sus revolucionarias obras paisajísticas y su enfoque experimental, características que el premio busca emular en sus nominados
Este año, la exposición de los cuatro artistas nominados (la presentación y recreación de las cuatro exposiciones premiadas) se lleva a cabo en la Tate Britain de Londres, marcando su regreso a este emblemático museo después de seis años de itinerancia por otras ciudades del Reino Unido como Liverpool, Coventry o Eastburne. Las obras de los cuatro finalistas, Pio Abad, Claudette Johnson, Jasleen Kaur y Delaine Le Bas, que ocupan las galerías superiores del museo, abordan temas como la identidad, la memoria cultural y la historia colonial, reflejando la diversidad y complejidad de la sociedad británica actual.
La exposición estará abierta al público hasta el 16 de febrero de 2025.
Historia del Premio Turner
A continuación detallamos aspectos clave sobre el origen, propósito, evolución y controversias del Premio Turner, que ya abordamos en anteriores ediciones.
El Premio Turner fue establecido en 1984 por la Tate Gallery (hoy Tate Britain) con el objetivo de celebrar el talento emergente y consolidado dentro del arte contemporáneo británico. Lleva el nombre del pintor J.M.W. Turner, conocido por sus revolucionarias obras paisajísticas y su enfoque experimental, características que el premio busca emular en sus nominados. El premio está concebido para fomentar el debate público sobre el arte contemporáneo, promover artistas que desafíen las normas establecidas y poner de relieve los aportes artísticos de la Gran Bretaña en el ámbito global. Inicialmente, se centraba en artistas de cualquier nacionalidad que trabajaran en Reino Unido, pero desde 1991 está abierto a artistas británicos o residentes permanentes.
Cada año, un panel de jurados compuesto por críticos, curadores y profesionales del arte selecciona a los nominados, basándose en exposiciones individuales recientes o en proyectos significativos. El premio se otorga en función de la innovación, el impacto cultural o social y la calidad artística. El ganador recibe un premio en efectivo de 25.000 libras, mientras que los otros finalistas obtienen 10.000 libras cada uno. Las obras nominadas son presentadas en una exposición en la Tate Britain, lo que asegura una amplia visibilidad pública.
En los años 90 el premio comenzó a inclinarse hacia propuestas más radicales y conceptuales
En sus primeros años, el Premio Turner no solo celebró a artistas emergentes, sino también a figuras establecidas como Howard Hodgkin y Richard Long. Sin embargo, en los años 90 el premio comenzó a inclinarse hacia propuestas más radicales y conceptuales, lo que lo convirtió en un sinónimo de innovación artística.
Artistas como Damien Hirst, quien ganó en 1995 con su emblemática Mother and Child, Divided (instalación de una vaca y su ternero partidos por la mitad y conservados en formaldehído), Martin Creed, que se lo llevó en 2001 por Work n° 227: The Lights Going On and Off (una sala del museo en la que la luz se encendía y apagaba intermitentemente), o la finalista Tracey Emin, cuya pieza My Bed (1999) consistía en su propia cama deshecha, ejemplifican la transición hacia formas más provocativas de arte contemporáneo. Sus obras generaron respuestas polarizadas, desde entusiasmo por su originalidad hasta críticas por su simplicidad extrema.
El Premio Turner ha sido objeto de polémicas recurrentes, lo que lo ha consolidado como un espacio para el debate sobre el significado del arte en la sociedad moderna. Aunque el premio busca innovar, algunos críticos han argumentado que ciertas ediciones carecen de relevancia y representan un círculo elitista desconectado del público general, provocando polémica mediática más que profundas reflexiones artísticas.
Además de los ya citados, algunos de los hitos más importantes del Premio Turner han sido:
| 1984: Malcolm Morley, primer ganador
El pintor británico-estadounidense Malcolm Morley fue el primer ganador del Premio Turner, siendo reconocido por su trabajo en el realismo fotográfico y sentando precedentes en cuanto a la ambición artística que el premio reconocería en el futuro.
| 1990: premio desierto por falta de patrocinio. Se decide introducir una lista de cuatro finalistas y una exposición individual en la Tate.
| 1993: primera mujer en ganar el Turner, Rachel Whiteread Lo gana por House, un molde de hormigón del interior de una casa en Grove Road, cerca de Londres, que iba a ser demolida. En un principio, la artista se negó a aceptar el dinero del premio, pero cuando supo que se iba a quemar donó 30.000 libras a artistas con necesidades económicas y las otras 10.000 libras a la organización benéfica Shelter.
| 1997: Gillian Wearing, intimidad y confesión
Gillian Wearing ganó el Turner por su serie de vídeos y fotografías que exploraba la relación entre el individuo y el entorno social. Su obra Sixty Minutes Silence, película de 60 minutos de oficiales de policía inmóviles como si posaran para un retrato, es un ejemplo de su interés por temas de identidad y percepción social.
| 1999: Steve McQueen, cine en el Turner
Steve McQueen ganó el Turner por Deadpan, una película en blanco y negro que recreaba la famosa escena del actor Buster Keaton en la que una fachada cae a su alrededor, pero él queda ileso. McQueen fue uno de los primeros artistas en llevar el cine experimental a la esfera del arte contemporáneo, y posteriormente se convertiría en un aclamado cineasta, ganando un Oscar por 12 Years a Slave.
| 2015: Assemble, colectivo de arquitectura
En un giro inesperado, el colectivo de arquitectura y diseño Assemble ganó el premio por su proyecto Granby Four Streets, una regeneración urbana en Liverpool. Fue la primera vez que un colectivo de arquitectos ganó el Turner, abriendo el debate sobre los límites del arte y la inclusión de proyectos de diseño urbano y social en el arte contemporáneo.
| 2019: victoria compartida entre los finalistas
En un hecho sin precedentes, los cuatro finalistas del Turner 2019 (Lawrence Abu Hamdan, Helen Cammock, Oscar Murillo, y Tai Shani) solicitaron compartir el premio. Argumentaron que la colaboración y la solidaridad eran más importantes que la competencia individual en tiempos de crisis política y social. El jurado aceptó la petición, marcando un cambio significativo en la política del premio.
| 2020: cancelación debido a la pandemia
Debido a la pandemia de COVID-19, el Turner no se entregó en 2020. En su lugar, se otorgaron 10 becas de 10.000 libras a artistas con dificultades financieras, adaptando el espíritu del premio a un contexto de crisis.
La ganadora de 2024 : Jasleen Kaur
Jasleen Kaur (Glasgow, 1986), la más joven de los cuatro finalistas de esta edición, ha sido la galardonada por su exposición Alter Altar en Tramway, Glasgow. No era la favorita de los críticos británicos que estas semanas se habían pronunciado al respecto. Su trabajo concibe la tradición mediante esculturas creadas a partir de objetos cotidianos, animados por composiciones sonoras inmersivas. La instalación incluye elementos como fotos familiares, un armonio y una alfombra de Axminster que evoca un espacio devocional, y que reflejan su crianza en la comunidad sij de Glasgow. Una de las piezas centrales es Sociomobile, un Ford Escort vintage cubierto con un gran tapete de ganchillo (en referencia al primer coche de su padre y a los emigrantes indios en Gran Bretaña, dedicados al trabajo en fábricas textiles), que reproduce música pop, hip-hop y y canciones devocionales qawwali (el alto volumen de la música, que se oye en la exposición adjunta, la de Pio Abad, ha sido señalado por varios críticos, que han definido el proyecto curatorial de “burdo”). La instalación explora las historias heredadas que circulan en nuestra cultura: según las cartelas de la exposición, “la memoria cultural y la pertenencia política”, las “historias de asimilación, trabajo y clase”.
La obra de Kaur ha sido premiada por su trabajo integrador de lo personal, lo político y lo espiritual. La diversidad de los objetos incluidos en sus piezas (fotografías familiares, botellas de bebida refrescante Irn-Bru, música devocional, campanas de culto, etc.), el interés de Kaur por los temas de actualidad, la imaginación y la alegría con la que ha dispuesto sus instalaciones, han sido elogiados por el jurado. Su trabajo propone una forma de estar en el mundo diversa más allá del nacionalismo y de las limitaciones actuales de libertad social. Kaur aceptó el premio ataviada con una bandera palestina, y en su discurso se refirió al conflicto en Oriente Próximo, pidiendo un alto al fuego por parte del bando israelí y un cese del apoyo de la Tate a organizaciones cómplices con el régimen de Netanyahu. “Me he preguntado por qué a los artistas se nos exige soñar con la liberación en la galería, pero cuando ese sueño significa la vida, se nos cierra”, dijo. “Quiero que desaparezca la separación entre la expresión de la política en la galería y la práctica de la política en la vida. Quiero que la institución entienda: si nos queréis dentro, tenéis que escucharnos fuera”. Fuera, manifestantes pro Palestina se habían reunido antes del acto para pedir el final de la guerra.
Los finalistas
Los finalistas fueron elegidos por el jurado, que este año estuvo compuesto por Rosie Cooper, directora del Wysing Arts Centre; Ekow Eshun, escritor, presentador y comisario; Sam Thorne, director general y CEO del Japan House London; Lydia Yee, historiadora del arte y comisaria; y Alex Farquharson, director de la Tate Britain.
| Pio Abad: pérdida cultural e historias coloniales
Pio Abad (Manila, 1983) ha sido nominado por su exposición To Those Sitting in Darkness celebrada en el Museo Ashmolean de Oxford. Desde una perspectiva historiográfica y museológica, la muestra exploraba las colecciones del Ashmolean y del museo Pitt-Rivers de Oxford. Su trabajo examina la pérdida cultural y las historias coloniales, a menudo desde la perspectiva de su herencia filipina. La instalación incluye dibujos, esculturas y artefactos museísticos que resaltan historias pasadas por alto de los saqueos coloniales y su conexión con la vida cotidiana. Además de una serie de serigrafías de dibujos de bronces de Benín del Reino Edo, hoy conservados en el Museo Británico, y de piezas filipinas que circulan por instituciones occidentales (se calcula que el 90% del patrimonio filipino), otra pieza destacada es Kiss the Hand You Cannot Bite (2019), una escultura de tres metros de largo que “reimagina” un brazalete de rubíes, perlas y diamantes de 30 quilates perteneciente a la primera dama Imelda Marcos (y, anteriormente, a la duquesa de Marlborough, y antes aún a la familia Romanov), pero en hormigón, simbolizando el lujo desmedido durante la dictadura de Marcos (el brazalete fue descubierto entre los pañales de los nietos de Marcos cuando huyeron al exilio en 1986). La pieza ha sido realizada por Abad junto con su esposa, la diseñadora de joyas Frances Wadsworth Jones.
| Claudette Johnson: retratos que desafían la marginación
Claudette Johnson (Manchester, 1959) ha sido reconocida por sus exposiciones Presence en The Courtauld Gallery de Londres y Drawn Out en Ortuzar Projects de Nueva York. Sus retratos figurativos de mujeres y hombres negros, realizados en pastel, gouache y acuarela, confrontan la marginación de las personas negras en la historia del arte occidental con la monumentalidad de sus cuadros. Johnson representa a familiares y amigos, dotando a sus retratos de un uso dramático de la línea, el color, el espacio y la escala, con gran delicadeza. Una de las piezas, Pieta, recuerda el asesinato de George Floyd en 2020. Sin embargo, algunos críticos han destacado que la intimidad de sus obras pierde fuerza en los gigantescos espacios de la Tate.
| Delaine Le Bas: viaje inmersivo a través de la cultura romaní
Delaine Le Bas (Worthing, Reino Unido, 1965), de origen romaní británico, ha sido reconocida por su exposición en la Secession de Viena celebrada en 2023. Sus instalaciones transforman las muchas galerías que su obra ocupa en un entorno monumental e inmersivo, lleno de telas pintadas, vestuario, películas y esculturas de estilo, según sus propias palabras, Gypsy-hippy-punk. La obra aborda temas de muerte, pérdida y renovación, inspirándose en la rica historia cultural del pueblo romaní y en mitologías. La película Incipit Vita Nova (2023), proyectada sobre tela en una secuencia onírica, reflejando la fluidez y distorsión de las paredes espejadas que la rodean.
La exposición del Premio Turner 2024 ha recibido críticas ambivalentes. Algunos han elogiado la vitalidad, la diversidad, el compromiso y la sorpresa de las obras presentadas, además de la profundidad temática y la relevancia social, destacando piezas como el Ford de Kaur, que genera una imagen icónica y humorística. Sin embargo, la mayoría considera que el premio ha perdido relevancia en la actualidad, sugiriendo que necesita una renovación significativa o incluso su retiro. De ahí sus dificultades para atraer a patrocinadores. Varios artículos de The Times sugieren que, a sus 40 años, el premio parece cansado y desesperadamente deseoso de estar a la moda, carente de la controversia y el impacto que lo caracterizaron en el pasado. Otros en The Guardian la definen como “la exposición más insípida, temática, obediente y convencional de los últimos años”, a pesar del variadísimo origen étnico, social y cultural de los finalistas, de la diversidad de sus edades y de la pluralidad de las disciplinas abordadas. Además, se ha argumentado que el enfoque en políticas identitarias y otros debates contemporáneos ha hecho que el premio se vuelva predecible y doctrinario, menos relevante, alejándose de su objetivo original de promover el debate público sobre el arte contemporáneo. Diversos medios ingleses destacan que artistas con obra de calidad, significativa y de belleza estética sí hay, y que estas han sido opciones poco lúcidas.